Creo que es un buen momento para reiterar que no estoy a favor de ningún movimiento separatista en Sonora. Me parecen locuras fascinantes, pero locuras, al final. Sonora es un estado demasiado corrupto y demasiado dependiente de la realidad cultural mexicana como para mantenerse como nación. Una revolución nacional por qué no, pero la separación del estado es algo innecesariamente complicado y, sobre todo, estéril.
Admiro al conde como figura romántica, no como político.
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